Sunday, November 5, 2017

Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza

Esto es lo que reza la puerta del infierno en La Divina Comedia de Dante Alighieri.

Más allá de la poesía de la expresión, la frase encierra una sentencia terrible: perder toda esperanza.
¿Cuántas veces nos sentimos en una situación así, que ya nada puede hacerse, con una relación afectiva o con una profesional?

Asumir una postura así, no solamente nos predispone a sufrir, sino a que cada evento nuevo lo veamos como una oportunidad de confirmar nuestra sentencia.

Lo paradógico de todo esto, es que afirmar una cosa así, tan absoluta, nos va a "ayudar" a que se vuelva verdad. Es sabido que uno no ve a la realidad de forma objetiva, sino a través de unos ojos que están cargados de subjetividad e historia. Al margen de esto, está la tendencia del ser humano a buscar confirmar lo que pensamos. Esto es conocido como el sesgo de confirmación.

Ahora, qué pasa si lo vemos al revés: sino que en lugar de perder esperanza, no solo la tenemos, sino que la potenciamos? En este caso, nuestros ojos van a estar pendientes de que aparezcan indicios de que el cambio empieza a darse.  

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